21/2/17

Dios ¿consuela o cuestiona?

Robert Wright, 2016, La evolución de Dios, Léeme, Madrid.
Franz Overbeck, 2016, La vida arrebatada de Friedrich Nietzsche, Errata Naturae, Madrid.


            Decía Walter Benjamin que “la religión es un asunto para espíritus libres”. Es posible que estuviera pensando en Abraham a quien Yahvé convoca para que recoja sus cosas y se vaya a una tierra extraña, dando a entender que la liberación es un exilio. Un Dios raro, este de los judíos, si tenemos en cuenta el variopinto mundo de los dioses. Nada extraño entonces que historiadores, filósofos y fenomenólogos se hayan dejado seducir por ese poliédrico embrujo y hayan intentado ofrecernos visiones panorámicas.

13/2/17

El arte, nuevo lugar de la verdad

Martin Heidegger, 2016, El origen de la obra de arte. Edición bilingüe de Helena Cortés y Arturo Leyte, La Oficina.
Arturo Leyte, 2016, Post Scriptum a El origen de la obra de arte de Martín Heidegger, La Oficina.


            El origen de la obra de arte explica, junto a otros textos como La pregunta por la técnica o Qué significa pensar por qué hay un antes y un después de la filosofía desde Heidegger. Con él se cierra un tiempo en el que el ser humano pensaba que con su esfuerzo podía conocer todo, y se abre otro en el que la verdad nos alcanza, nos adviene o, dicho en su jerga, que la verdad no es del orden del conocimiento sino del acontecimiento. No es el único en pensarlo pero ha sido quien más alto y más claro  lo ha dicho.

12/2/17

Decidle que lo sentís

            Moisés es un mecánico sirio que trabaja en un taller a pie de calle de una gran ciudad. En la acera se dan citas coches averiados y muchos paseantes o vecinos atraídos por el carisma de este sirio que ha sabido compartir desde las esperanzas por la primavera árabe hasta los lamentos provocados por una  guerra que dicen está acabando. Le pregunto por Alepo y me muestra en la pantalla de un móvil grasiento un vídeo que lo resume todo. Aparece la cabeza agonizante de un cuerpo enterrado a quien unos soldados sirios le gritan en árabe mientras le siguen echando paletadas de arena hasta cubrirle completamente. "Le están diciendo, me traduce Moisés, que reconozca que al-Assad es Dios", una blasfemia que al desgraciado, un yihadista fanático, le tortura tanto como la asfixia del enterramiento.