27/7/17

El motín de la anécdota (Epílogo al texto Famélica de Juan Mayorga)

1. El fragmento no es el discurso. Tampoco es una parte del mismo porque, como decían los antiguos, "pars et totum quemadmodum sunt idem", y el fragmento está en guerra contra el todo. El fragmento se opone al discurso de la misma manera que los significantes se oponen  al conocimiento que de ellos se tiene, conscientes como son de que significan mucho más que lo que ese conocimiento alcanza. Fragmento y discurso o verdad y conocimiento son formas de expresar dos representaciones de la realidad que no son complementarias sino rivales.

            El discurso se mueve como un sultán en su harem (1) imponiendo el nombre a voluntad y nombrando a las mujeres que lo habitan como si fueran cosas. El discurso tiene la pretensión de dar sentido a lo que hay, de crear hermenéuticamente lo que narra, imitando a la palabra divina que con su poder creó el mundo.