23/2/18

La presencia y la presidencia


           Sin presencia no hay presidencia. El Tribunal Constitucional aclara que, desde el punto de vista legal, no hay lugar para una investidura que no sea presencial.

            Lo que hay que preguntarse es, más allá de toda legalidad, cual es el lugar de la presencia física en los momentos decisivos de la acción política. Siempre entristece ver a un parlamentario hablando a un hemiciclo vacío, pero ahora se trata de algo mucho más serio, a saber, la despolitización de la política cuando no hay presencia física.

La prisa mata más que la guerra


            Por cuarto año consecutivo aumenta el número de muertos en las carreteras y ha sonado la alarma porque parece agotado el plan de reducción de víctimas que había funcionado en la última década. La reducción ha sido tan drástica -pasar de 3.841, en el 2004, a 1.200 muertos ahora- que corremos el peligro de fijarnos más en los que se han librado de la muerte que en los que realmente han perdido la vida en el asfalto.

            Nada refleja mejor las miserias de nuestro tiempo que el lugar asignado a las víctimas viales. Las tratamos de accidentes y las ubicamos en las páginas de sucesos. Ahora bien, estos accidentes viales suman más que los muertos en guerras. Después de la Segunda Guerra Mundial han muerto más sobre el asfalto que en las trincheras. Las cifras son escalofriantes. Desde que se inventó el automóvil, 54 millones de muertos y unos 1.500 millones de heridos. La velocidad es la primera causa de muerte para jóvenes entre 15 y 29 años. Mueren en las carreteras del mundo al año un millón doscientos mil…

6/2/18

Paz con justicia*

"Amor y Verdad se han dado cita
Justicia y paz se besan...
Justicia marchará ante él 
y Paz seguirá sus huellas" (Ps. 85, 11.14)

        1. El Presidente de Uruguay, José Mújica, decía  recientemente en una  inteligente entrevista acordada al diario madrileño El País que "lo más importante que está pasando en América Latina es la tentativa de construir la paz en Colombia...por eso hay que tratar de ayudar". Y él lo hacía con esta reflexión: "cuando hay mucho dolor se apela al sentimiento de justicia. La justicia y el dolor en estas cosas andan al filo de la navaja con la venganza hacia un lado y otro. Lo prioritario es la paz, la paz, la paz" (El País, 2 de junio de 2013). Piensa, pues, que la justicia o, mejor, la injusticia, el dolor que produce la injusticia, invita a la venganza y no a la paz, por tanto, si queremos paz, hay que poner entre paréntesis la justicia. Coincide la opinión de este político avezado y sobresaliente por tantas razones con la opinión de Slom BenAmi, ex-ministro de exteriores israelí, que  preguntaba a los palestinos "a cuánta justicia estaban dispuestos a renunciar para conseguir la paz(1)". Paz por justicia.
            Yo también pienso que las conversaciones de paz son muy importantes, pero me pregunto si es posible la paz sin justicia o, más exactamente, sin memoria de la injusticia.

            2. Para cualquier observador externo, como es mi caso, la violencia en Colombia es particularmente compleja porque sus agentes proceden de mundos tan distintos como la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico  y el propio Estado. Cada una de ellas tiene sus propias motivaciones, estrategias y objetivos, pero si nos permitimos subsumir todas esas modalidades bajo la rúbrica general de "violencia" es porque hay algo común a todas ellas, a saber, la figura de víctimas, la figura de un ser inocente que es objeto de una violencia inmerecida. Hablemos pues de la violencia.