En las presentaciones de libro hay
invitados que hablan del libro y luego el autor responde. Aquí me he permitido
variar el formato. He querido empezar contando lo que he querido decir con el
libro. Reconozco que es una anomalía porque se entiende que lo que he querido
decir es lo que he escrito. Y libre es el lector de hacer sus lecturas. Si
tengo que explicar lo que he querido decir es porque no lo he conseguido
escribiendo el libro. Es posible que haya algo de eso. Pero, a pesar de todo,
lo hago por si puedo ahorrar al lector una trampa. Hablo efectivamente de
asuntos sobre los que ya he escrito y hablado. El peligro es pensar que “vuelvo
otra vez” sobre los mismos temas. Vuelvo efectivamente pero con un propósito
nuevo. Y es ese propósito nuevo el que quisiera poner de manifiesto en esta
presentación. Es posible que esa intención que ahora quiero explicitar haya
estado siempre latente, incluso sin yo saberlo tan claramente. Quizá, pero
nunca como ahora había sentido la necesidad de ponerlo blanco sobre negro.
Un observatorio atento a los desarrollos multidisciplinarios de la cultura anamnética, particularmente en la relación de la memoria con la política, la moral, el derecho, la religión, la literatura y las artes escénicas. Este blog incluye una recopilación de trabajos de Reyes Mate (artículos, conferencias, reseñas ya publicados y textos inéditos). Posteriormente acogerá trabajos de otros autores.
28/5/18
9/5/18
De la risa al llanto
En la temporada pasada brilló en la
cartelera madrileña El Inspector, la
pieza teatral de Nikolai Gogol. Lo original de esta obra escrita hace dos
siglos sobre un tema tan viejo como la corrupción, es la complicidad del
espectador. El público no deja de reírse. La risa es aristocrática ya que quien
ríe piensa estar un codo por encima del objeto o del sujeto risible. El
espectador se ríe porque el alcalde desvergonzado que engorda su cartera con
los consabidos sobornos, no se entera de que, a su vez, está siendo estafado
por un perillán de su misma escuela. Hasta que harto de las risitas que le
llegan del patio de butacas se vuelve al público y le espeta sin miramientos:
"¿de qué os reís? ¡si os estáis riendo de vosotros mismos". Son
ellos, los que ríen, quienes les han elegido por como son. Deberían sentirse
orgullosos por lo bien que les representan.