18/2/20

El nombre del crimen innombrable (*)


            Crimen de guerra, crimen contra la humanidad y genocidio son tres figuras jurídicas que usamos indistintamente para calificar grandes crímenes, por ejemplo Auschwitz, pero que no son intercambiables. El Tribunal de Nürenberg condenó a los dirigentes nazis por crímenes de guerra pero no por perpetrar un genocidio.

            A los jueces les desconcertaba este neologismo, genocidio, que acababa de entrar en escena de la mano de un jurista lituano, el judío Raphael Lemkin, que venía huyendo de la persecución nazi. Había visto con sus propios ojos que el proyecto nazi de destrucción de los judíos europeos era algo distinto al crimen de guerra porque iba contra no beligerantes y tenía el claro propósito de destrucción de todo un pueblo. Se parecía al asesinato en masa de los armenios en Turquía, y él no quería que el crimen nazis corriera la misma suerte que el turco porque, como decía Hitler "¿quién habla hoy del exterminio armenio?". Todo estaba olvidado.

17/2/20

En Auschwitz llamaban al látigo "el traductor"


            En aquella Babel que era cada campo nazi de exterminio, con judíos provenientes de todos los rincones de Europa, llamaban al látigo el traductor. Era la forma que tenían los alemanes para darse a entender. Y que nadie preguntara qué pasaba o por qué ancianos y niños habían sido arrancados de la rutina diaria para ser deportados al infierno. “Aquí, se les decía, no se pregunta”. Lo primero que vivían los deportados era la suspensión del lenguaje. No había nada que decir, por parte de los verdugos, ni nada que preguntar, por parte de las víctimas.