17/5/25

La ausencia de Dios

             De la inundación informativa que ha desatado la muerte del Papa Francisco, rescato el comentario de un periodista que se decía agnóstico: “¡se echa de menos a Dios¡”. Extraña la ausencia de Dios en el funeral de su representante en la tierra, sobre todo si quien lo advierte es alguien que, de entrada, dice no saber quién es Dios.

             La denuncia puede ser catalogada como un brillante apunte o un ingenioso estrambote, pero quizá como algo más. Si tenemos en cuenta cómo llegó Francisco al Vaticano, con su olor a rebaño, y cómo salió, a hombros entre aplausos de los grandes de este mundo, surge la pregunta de si logró o no imponer lo que quería. Habló alto y claro contra la guerra, contra el capitalismo, contra la emigración, tres graves asuntos sobre los que discrepaba con la mayoría de los que le despedían con un aplauso. Si el Dios al que se refería el periodista tenía algo que ver con el espíritu que inspiró las palabras de Francisco contra la guerra, a favor de los emigrantes y contra el capitalismo, la pregunta sobre Dios, tenía su aquél.

3/5/25

Un acuerdo de largo alcance entre el Gobierno y el Vaticano

             El Gobierno español y el Vaticano han llegado a un acuerdo sobre el sentido que dar al espacio histórico conocido como Cuelgamuros. El centro lo ocupa un templo católico que es al tiempo un cementerio público y no religioso, el más grande de la guerra civil, en el que se han recogido unos 34.000 muertos en la citada contienda, un tercio de los cuales son republicanos.

             El acuerdo consiste en cambiar de significado el lugar. Fundado por el régimen dictatorial para, según el Decreto firmado por Franco, “perpetuar la memoria de los que cayeron en nuestra gloriosa Cruzada”, va a pasar a ser, como dice la Ley democrática del 2007, “un lugar de memoria en clave de reparación, verdad y reconciliación”.

             Es una gran noticia que trasciende las siempre complejas relaciones de una democracia aconfesional con la Iglesia católica. Habría que recordar que se ha conseguido en el 2025 lo que no fue posible en el año 2011 cuando se constituyó, de acuerdo con esa Ley, la “Comisión de Expertos para el Valle de los Caídos”. Entonces la Iglesia española rechazó estar presente en los trabajos de la Comisión, mientras que ahora acepta un planteamiento que coincide con lo que esa Comisión propuso.