31/7/19

La memoria, otra forma de construir la historia*


1. En la invitación que se me cursó para intervenir en este congreso se me proponía reflexionar, por un lado, sobre el peso del pasado luctuoso (autoritario, terrorista, dictatorial) en los procesos de transición a la democracia, sin perder de vista, por otro, el cómo debería  enfrentarse el presente  a ese pasado (qué tipo de justicia, por ejemplo). Estaríamos así ante un doble desafío - condicionamiento del pasado sobre el presente y responsabilidad del presente respecto al pasado-  que, debidamente resuelto, podría conformar un tipo de democracia cualitativamente superior a la que se lleva. En una palabra se me pedía reflexionar sobre la pregunta del pasado y la respuesta del presente.
            No se me ocurrió en un primer momento otra respuesta a los organizadores que ofrecerles un titular, un título de mi intervención, a saber, “la memoria, otra forma de construir la historia”. La reacción por parte de la organización sonaba a aviso. Se me invitaba elegantemente a revisar el título argumentando que el debate existente en Argentina sobre la relación entre memoria e historia hacía de la memoria un terreno minado.  Creía entender que poner por delante el concepto de memoria en una problemática de claros contornos históricos, como es el de los temas que conforman este congreso, podría dificultar la respuesta a esos desafíos.

23/7/19

Los trenes clandestinos siguen circulando


            Los ferrocarriles holandeses van a indemnizar a unos seis mil pasajeros por un viaje de ida que tuvo lugar hace 75 años. La noticia ha tenido una repercusión mundial por la singularidad del viaje y de los viajeros. Se refiere a un tren que salía regularmente de un campo holandés de concentración, Westerbork, en dirección a un campo de exterminio, cargado con pasajeros  condenados a muerte por haber nacido judíos o gitanos. Los nazis alquilaron, con el dinero sustraído a los pasajeros, 93 trenes holandeses para transportarles hasta los hornos crematorios de Auschwitz o Bergen-Belsen. El precio estimado por el transporte –unos 2,5 millones de Euros- es lo que ahora revierte sobre asesinados y supervivientes.