23/1/17

Presentación del libro de J.M. Castillo, 2016, La humanidad de Jesús, Trotta, Madrid

1. Hace un par de años, presentando el libro de JM Castillo, La laicidad del evangelio, yo le decía si, al apostar “por la reducción de lo ritual, o religioso o clerical a lo laico, secular y ético”, no tenía demasiada confianza en el ser humano que hemos devenido. A la vista de lo que el ser ilustrado ha acabado siendo, la cosa no era como tirar cohetes: la propia Ilustración habla de una Dialéctica de la Ilustración para desempolvar a la vieja. Yo le preguntaba si no había en el libro una cierta “resonancia feuerbachiana”…si no sería necesario explicitar más esa humanidad o esa sociedad laica en la que él, un teólogo cristiano, está pensando.

10/1/17

Presentación del libro de Juan Mayorga Elipses (2016, La Uña Rota, Segovia)

1. Presentar un libro es un momento festivo si por tiempo festivo entendemos, como en la cultura judía, no día de descanso sino tiempo privilegiado que da sentido al tiempo laborable. En este caso el libro daría sentido, a través de sus ensayos, a la profesión del teatro pero también a otros campos implicados como es la propia filosofía

            La obra de Juan Mayorga -él mismo filósofo y matemático- admite muchas lecturas. Yo voy a poner el acento en su dimensión filosófica. La relación entre teatro y filosofía viene de antiguo (la filosofía y la tragedia son contemporáneas) lo que no quiere decir que no sean unas relaciones conflictiva: la filosofía echaba en cara a la tragedia falta de rigor conceptual y la tragedia a la filosofía que no tuviera vida. Platón, sin ir  más lejos, pone a caldo a los “poetas” (que son los autores de las tragedias) porque presentan unos dioses que son cómplices del mal y porque nos ofrecen como modelos de vida a héroes que matan al padre o se casan con la madre. Eso no puede ser. Menos mal que Aristóteles arregla los desperfectos al decir que hay más verdad en la poesía que en la (ciencia) histórica. Aristóteles dice literalmente que: “la poesía es más verídica que la historia” en La Poética, cap. IV (¡lo que dirían nuestros historiadores que ya se molestan con la memoria histórica si encima les dice que hay más realidad en la memoria que en la historia!). Unas relaciones conflictivas, pues, pero necesarias ya que  sin filosofía la tragedia perdería pretensión de verdad, y, sin tragedia, la filosofía quedaría seca. Esa necesidad explica que la filosofía se pregunte una y otra vez por el origen (“Ursprung”) de la tragedia (es el caso de Nietzsche) o del drama barroco (caso de Benjamin)…entendiendo por origen no el comienzo de una historia sino el sentido de esa expresión artística, esto es, su relación con la verdad. Una larga historia que se consuma en Heidegger cuando decreta que la verdad no tiene que ver con el conocimiento filosófico sino con el acontecimiento artístico. Luego volveré sobre ello.