La humanidad siempre ha tenido miedo
al final de los tiempos porque le asocia a la venida del Anticristo. Esa misma
humanidad depositaba sus esperanzas en el progreso que es el desarrollo de un
tiempo sin fin. Todo eso ha cambiado en los últimos años. Ahora el miedo es a
que esto no tenga fin. Recordemos, por ejemplo, que cuando llegó la crisis a
Europa, en el 2008, un Comisario Europeo, Joaquín Almunia, pensó que la
respuesta a la crisis que se avecinaba suponía refundar el capitalismo. Hoy,
con el campo de batalla sembrado de gente empobrecida y fragilizada, lo que ese
tipo de políticos desea es que vuelvan los viejos buenos tiempos. Nada ha
cambiado en la teoría y tampoco en las reglas de juego. Lo más llamativo de los
últimos años -fuera del singular libro de Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI- es un panfleto, Indignaos, escrito por un señor de 90 años. Seguimos pensando
igual.
Un observatorio atento a los desarrollos multidisciplinarios de la cultura anamnética, particularmente en la relación de la memoria con la política, la moral, el derecho, la religión, la literatura y las artes escénicas. Este blog incluye una recopilación de trabajos de Reyes Mate (artículos, conferencias, reseñas ya publicados y textos inéditos). Posteriormente acogerá trabajos de otros autores.
17/4/17
16/4/17
Los tumbos de la justicia
No corren buenos tiempos para la
justicia. La opinión pública se indigna con las últimas sentencias de los
jueces, al tiempo que éstos denuncian injerencias del gobierno en sus
decisiones. Sabemos que sin justicia no hay democracia, pero también que el
poder, ya sea el político o el económico, lucha a muerte para ponerla a su
servicio. Es una vieja historia. La humanidad ha intentado sin éxito todo tipo
de soluciones, tal y como ponen de manifiesto las representaciones de la
justicia, pero no parece que hayamos avanzado mucho.