17/4/17

Miedo al progreso

            La humanidad siempre ha tenido miedo al final de los tiempos porque le asocia a la venida del Anticristo. Esa misma humanidad depositaba sus esperanzas en el progreso que es el desarrollo de un tiempo sin fin. Todo eso ha cambiado en los últimos años. Ahora el miedo es a que esto no tenga fin. Recordemos, por ejemplo, que cuando llegó la crisis a Europa, en el 2008, un Comisario Europeo, Joaquín Almunia, pensó que la respuesta a la crisis que se avecinaba suponía refundar el capitalismo. Hoy, con el campo de batalla sembrado de gente empobrecida y fragilizada, lo que ese tipo de políticos desea es que vuelvan los viejos buenos tiempos. Nada ha cambiado en la teoría y tampoco en las reglas de juego. Lo más llamativo de los últimos años -fuera del singular libro de Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI- es un panfleto, Indignaos, escrito por un señor de 90 años. Seguimos pensando igual.

16/4/17

Los tumbos de la justicia

            No corren buenos tiempos para la justicia. La opinión pública se indigna con las últimas sentencias de los jueces, al tiempo que éstos denuncian injerencias del gobierno en sus decisiones. Sabemos que sin justicia no hay democracia, pero también que el poder, ya sea el político o el económico, lucha a muerte para ponerla a su servicio. Es una vieja historia. La humanidad ha intentado sin éxito todo tipo de soluciones, tal y como ponen de manifiesto las representaciones de la justicia, pero no parece que hayamos avanzado mucho.