25/10/17

Deber de memoria

            No nacemos inocentes. Cada generación llega al mundo con una responsabilidad heredada. Sobre nosotros, los nacidos después de Auschwitz, pesa el deber de memoria que no consiste en acordarse de lo mal que lo pasaron los judíos en los campos de exterminio, sino en la obligación de reflexionar sobre la historia política europea que llevó a la catástrofe.

            Sabemos hoy que el ser humano hizo lo que no había sido capaz de pensar ni de imaginar. El deber de memoria nos pide revisar cada una de las piezas que llevaron al proyecto de exterminio y valorarlas a la luz de lo que se hizo aunque no se pensara. Historiadores y filósofos coinciden en que una de esas piezas, quizá la más importante, fue el nacionalismo.

16/10/17

El secreto de la razón es la mística

(Theodor W. Adorno y Gershom Sholem, 2016, Correspondencia 1939-1969, Eterna Cadencia, Buenos Aires)*

            Nada decía que pudieran ser amigos. Gershom Scholem se había volcado en la mística judía para acabar con la resignación del judaísmo alemán que teniendo que elegir entre ser judío o ser moderno había optado por lo segundo. Adorno era un exquisito intelectual interesado por la Ilustración a la que quería insuflar el aliento crítico que pudiera venir del mesianismo judío. La arrogancia académica de este último y su afán por transformar cada idea en una frase lapidaria, no siempre comprensible, casaba mal con la socarronería del primero que aunque viviera en Jerusalem, adonde había llegado impulsado por su ideal sionista, conservaba intacta la sorna berlinesa. Cuando Adorno le escribe que "sólo son verdaderos los pensamiento que no se entienden a sí mismos", Sholem le responde  burlonamente que estaría de acuerdo "si entendiera lo que me dice". Pero llegaron a ser amigos y este carteo es prueba de una gran amistad y al tiempo documento de la riqueza intelectual de una generación  excepcional. Lo que les unía era la aguda conciencia de la pobreza moral e intelectual  de su tiempo, incapaz de hacer frente a los desafíos totalitarios que ponían en peligro la herencia civilizatoria. Sholem buscaba respuestas revitalizando la riqueza mística del judaísmo; Adorno, cargando lo profano con lo filosóficamente asumible de esa tradición mesiánica.

Salvar al poeta de nuestra espiritualidad

            El ayuntamiento de Sabadell llegó a plantearse retirar el nombre de Antonio Machado a la plaza que lleva su nombre, por “españolista”. Aunque la propuesta no se llevó a efecto por la alarma social que provocó, su solo planteamiento revela una catástrofe moral que desborda el hecho político. 

11/10/17

Sin rumbo

            Nos preguntamos perplejos cómo hemos podido llegar hasta aquí, y no hay respuesta. Algo hemos hecho mal para que hayan caído, una tras otra, las barreras que nos defendían del abismo. Pero ahí estamos, en plena caída.

            Como los pasos que hemos dado no son verdades sino errores, no son conquistas civilizatorias sino tumbos hacia el desastre, cabe rectificar. Ha llegado la hora de volver sobre nuestros pasos y preguntarse qué hemos hecho mal. Y esto nos afecta a todos, sobre todo a los que toman decisiones políticas y también a los que crean opinión pública. Y, para empezar por uno mismo, me pregunto cómo hemos permitido que el nacionalismo disfrute de prestigio alguno. Es una pregunta que afecta en primer lugar a los intelectuales cuya tarea consiste en sopesar la calidad moral de los productos políticos en circulación.

El horror que no se explica pero que algo aclara

            Nadie se podía explicar que fueran ellos los autores de la masacre. A los ojos de todos parecían integrados y felices o, como decía la educadora social de Ripoll, "eran como mis hijos". Y ocurrió lo inimaginable: aquellos jóvenes educados y cariñosos se presentaron de repente como asesinos. ¿Cómo explicárselo? Si fueran pobres y marginados, nos decimos, cabría una explicación, pero ¿cómo llegaron a eso siendo como nosotros? Hay acontecimientos que ocurren habiendo sido literalmente impensables, es decir, que ocurren sin causas que lo expliquen. Lo que pasa es que cuando ocurren son capaces de iluminar todo lo anterior con una luz nueva. Algo no hemos hecho bien para que estos jóvenes educados entre nosotros se hayan comprometido en la causa yihadista que es la negación de todos los valores que hemos querido transmitirles.

            Lo más fácil es seguir la pista perversa del imán que con sus artes diabólicas ha sabido embrujarles hasta hacerles perder el juicio. Es una pista necesaria que naturalmente hay que seguir y perseguir para taponar esa salida. Pero esos cantos de sirena sólo consiguen seducir si encuentran complicidades domésticas, quiero decir en la educación que les proporcionamos.