24/1/22

El saber sí ocupa lugar

             Científicos solventes nos avisan de que en diez años los humanos circularán tocados con una gorra o una diadema que podrá leer el pensamiento o, si se ponen a ello, meter en el cerebro de cada cual las ideas que les encarguen los que mandan.

             Imagínense lo que pueden hacer esos sensores cerebrales: pueden descifrar lo que hay en el cerebro o llenarle con contenidos de contrabando; pueden activar recuerdos o borrarles o cambiarles. Las ventajas son evidentes: si andamos mal de memoria, la gorra se activará para  poner en nuestra boca el nombre de la persona o del lugar que se nos escapa. No podremos quejarnos ya de ignorancia porque la neurotécnica suministrará los conocimientos que la solicitemos. Los idiomas no serán una barrera, como tampoco la capacidad de cálculo, ni el alcance de la memoria. Lo que la naturaleza no da, lo suplirán esos artefactos que funcionarán  como eficaces asesores técnicos que nos permitirán conocer, memorizar y calcular a todo máquina, y nunca mejor dicho.