A este perdedor le van bien las
cosas. Se le edita y se le cita como una autoridad indiscutible. Está a punto
de convertirse en objeto de veneración y consumo, justo lo contrario de lo que
él pretendió. Este éxito tiene el inconveniente de mellar su aguijón crítico y,
por tanto, de traicionar su pensamiento. La cosa tiene su gracias si observamos
que su escritura es todo menos de fácil digestión. Hay frases e imágenes brillantes,
pero su textura es críptica y árida. ¿Cómo leer a Benjamin para sortear tantas
trampas?
Un observatorio atento a los desarrollos multidisciplinarios de la cultura anamnética, particularmente en la relación de la memoria con la política, la moral, el derecho, la religión, la literatura y las artes escénicas. Este blog incluye una recopilación de trabajos de Reyes Mate (artículos, conferencias, reseñas ya publicados y textos inéditos). Posteriormente acogerá trabajos de otros autores.
22/1/18
21/1/18
Pobreza, palabra con encanto
Dicen que la palabra del año es aporofobia que significa odio al pobre. Celebrada
por académicos y pensadores, hay que señalar que se inventó para dejar bien
claro que el miedo a los inmigrantes es, en realidad, miedo al pobre. No nos
preocupan el moro o el negro por ser distintos sino por ser pobres. Cuando son
ricos les tendemos una alfombra para que pisen a gusto.
Pobres siempre ha habido siendo la
pobreza una fuente de creación literaria. Marx, por ejemplo, se inventó la
palabreja Lumpen para designarles.
Lumpen significa trapero. La diferencia entre el lumpen y la aporofobia es
que esta palabra se usa para denunciar el odio al pobre y aquélla para
fomentarle. Marx odiaba al pobre porque no producía nada de valor. Lo que
admiraba era al Proletariado que, al estar compuesto por trabajadores, hacían,
estos sí, andar las ruedas de la historia. El trapero, sin embargo, era un
parásito que no merecía ninguna consideración. Hemos pasado de la apología del
odio a su denuncia.