Entrevista a Manuel Reyes Mate (R.M) Director de la
Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, en 2009 recibió el Premio Nacional de
Literatura en el género ensayo en España. Entrevistado por Alex Ibarra Peña
(A.I) del Colectivo de Pensamiento Crítico palabra encapuchada.
A.I: Profesor Reyes Mate le he incluido en esta serie
de entrevistas a filósofos e intelectuales latinoamericanos por su destacado
esfuerzo de vinculación y cooperación a través del proyecto “pensar en español”
en el cual también están comprometidos filósofos españoles como Antolín Sánchez
Cuervo y Francisco Martin, entre otros. ¿Nos puedes resumir el ideario de este
proyecto del “pensar en español”? ¿Cuál es la evaluación que realizas de los
resultados del proyecto?
R.M: La idea de un “pensar en español” es inseparable
del contexto de globalización en el que vivimos, caracterizado por una profunda
contradicción ya que si, por un lado, se reconoce que cada parte tiene o debe
tener su lugar en el todo, ocurre, por otro, que el todo, por lo que respecta
al pensamiento, está dominado por una industria cultural que se expresa en
inglés. Hay ahí un problema para el pensar diferente y un peligro de
pensamiento único. La reacción ante una situación semejante podría ser la de
reivindicar lo propio, encapsulándonos en lo castizo. Carlos Pereda ha
fustigado esa reacción, explicándola como un berrinche propio de quien se sabe
excluido de ese club selecto –porque no se da la talla- donde tiene lugar “la
conversación de la humanidad” en inglés por supuesto. El resultado sería la
apelación a una filosofía local, “latinoamericana” o “bolivariana” o como
quiera llamarse, que tendría el inconveniente de carecer de esa pretensión de
universalidad propia de la filosofía tout court. Ese peligro existe pero no se
trata de eso cuando algunos reivindicamos un pensar en español. Lo que nos
motiva es la conciencia de que al pensar en la lengua que hablamos, el español
o castellano, estamos obligados a pensar teniendo en cuenta las experiencias
encontradas que alberga esa lengua que ha sido hablada por dominadores y
dominados, por amos y esclavos, por víctimas y victimarios. Ese pensar tiene
que ser necesariamente interpelante y no puede hacer abstracción de la
experiencia vivida. Tendrá que estar guiado igualmente por un logos-con-memoria
y no por un concepto abstracto que, como dice Franz Rosenzweig, encierra
siempre una dimensión totalitaria. Lo que distingue ese pensar en español de un
pensar en inglés o francés no es la lengua en que se formula sino la
centralidad de la experiencia recogida en la lengua. A lo que se opone es a un
pensar abstracto y, consecuentemente, totalitario.