Hace un año se celebró un congreso
en la ciudad bávara de Elmau para ver cómo se había organizado la vida
intelectual en Alemania a partir de los años sesenta. Jürgen Habermas tuvo el valor de reconocer
que quien rescató a la universidad alemana del provincianismo postbélico fueron
los pensadores judíos. Pocos volvieron del exilio, unos porque no
quisieron y otros, los más, porque nadie
les ofreció trabajo. Pese a la
animadversión del mundo académico germano contra ellos, la opinión pública y
los estudiantes les hicieron suyos, convirtiendo a los Jonas, Arendt, Scholem, Strauss, Benjamin, Bloch,
Kelsen, Elias Anders y tantos otros, en
sus "maîtres à penser".
Un observatorio atento a los desarrollos multidisciplinarios de la cultura anamnética, particularmente en la relación de la memoria con la política, la moral, el derecho, la religión, la literatura y las artes escénicas. Este blog incluye una recopilación de trabajos de Reyes Mate (artículos, conferencias, reseñas ya publicados y textos inéditos). Posteriormente acogerá trabajos de otros autores.
29/10/16
Un futuro sin política
"El carácter democrático de la
polis", decía Aristóteles, "se expresa mediante la selección
aleatoria de sus dirigentes". Resulta chocante que alguien tan exigente
con los políticos como Aristóteles nos suelte a bocajarro que la democracia
funciona mejor con políticos salidos por sorteo, como en una comunidad de
vecinos. Sorprende la afirmación porque antes había dicho que para presentarse
voluntariamente a la gestión de la cosa pública había que ser virtuoso, es
decir, tenía que ser alguien técnica y humanamente ya formado.
Si el ilustre filósofo cambia de
parecer es porque entretanto ha visto cómo la política era acaparada por unos
profesionales que iban a lo suyo. Habían olvidado la respuesta de Sócrates a
quienes le acusaban de politizar a los jóvenes: "a mí la política no me ha
interesado nunca porque lo que me preocupa es la vida de los ciudadanos y no
los asuntos de Estado". Lo que se está diciendo en un caso y en otro es
que la substancia de la política es la vida de los ciudadanos y que un político
demócrata es un actor secundario, perfectamente prescindible y que si se pone
por delante de la política que representa, se convierte en un peligro público.
12/10/16
Apuntes sobre la ética compasiva*
Quiero
agradecer a Sebastián de la Obra y Tomás Valladolid la oportunidad que me han
dado de detenerme en un tema que siempre me ha acompañado pero en el que no me
había detenido expresamente, a excepción de un breve artículo publicado en el
año 1988, en la revista Razón y Fe,
titulado "Por una ética compasiva".
1.
Es un tema que no se lleva o que tiene mala prensa entre los filósofos. Dos de
los filósofos que más simpatizan con el tema, Horkheimer y Adorno, resumen así
lo que se dice en filosofía: "La compasión es menos que una virtud: es una
debilidad nacida del miedo y de la infelicidad". Spinoza, Kant, Sade o
Nietzsche rivalizan en el descrédito de un sentimiento "que no se tiene en
pie ante la filosofía" (Sade o Nietzsche), que "no puede reclamar
para sí la dignidad de la virtud" (Kant).
No tiene ni entidad ni virtud. Para toda la Modernidad la compasión es
sospechosa de flojera: frente a la justicia se pueden poner algunos parches
pero no acabar con ella.
Pero
a lo mejor hay otra consideración, harto diferente, tras ese desprecio por la
compasión. Compasión rima con infelicidad. Y como toman la infelicidad como una
vergüenza, no pueden aceptar la compasión, que el hombre sea compadecido. Lo
que hay tras el desprecio de la compasión es una apología del poder. Recordemos
el film Exodus. La valoración de los
personajes está hecha sub specie
progressus. Por si faltaba algo para desacreditar el término compasión, ahí
está el que fuera presidente de EEUU, Bush hijo, presentando su estrambótica
política como resultado de un "proyecto compasivo"...
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