Al entrenador catalán Pep Guardiola la
Federación Inglesa de Futbol quiere imponerle una multa “por portar mensajes
políticos, concretamente un lazo amarillo”
que él exhibía en protesta por el encarcelamiento, dictado por un juez
español, de unos políticos catalanes, acusados de sedición.
A este pudiente defensor del derecho
al voto no le va a quitar el sueño evidentemente la calderilla de una multa. La
anécdota no merecería mayor comentario si no fuera porque se ha puesto en
circulación un lazo amarillo, armado de una carga simbólica tan potente y
destructora que no puede dejarnos indiferentes.