29/4/20

Patentar la cuarentena


Religión Digital me invita a una valoración de la Iglesia católica en la pandemia. No parece aventurado afirmar que esta institución se ha visto sorprendida, como cualquier otra, por la catástrofe sobrevenida, de ahí que tenga que revisar no sólo su funcionamiento sino también sus prioridades.

1 - Un test sobre nuestra humanidad

            Quisiera, sin embargo, fijarme en algo previo. No tanto en cómo la pandemia condicione el ser y el estar de la Iglesia en el mundo, cuanto en lo que pueda condicionar el cristianismo a la pandemia, es decir, en lo que pueda decir la cultura cristiana a las preguntas que está planteando esta colosal epidemia. Porque estamos ante una de esas experiencias históricas mayores que cuestionan las verdades establecidas. El científico Eudild Carbonell, codirector de los yacimientos arqueológicos de Atapuerca, habla de uno de esos raros momentos de la historia que “ponen en peligro la especie”. El Presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, decía que estamos ante un “test sobre nuestra humanidad”. Y el Papa Francisco pide “un plan para resucitar” porque lo que está en peligro es la vida. Son todas palabras mayores, como si estuviéramos inmersos de verdad en una catástrofe humanitaria, confusamente predicha en los últimos años por quienes denunciaban las amenazas que suponían los ataques a la naturaleza o el desarrollo armamentístico. Esas negras profecías se han cumplido pero por obra y gracia de un minúsculo virus que ha puesto en jaque el poderío del desarrollo civilizatorio. Pero, de nuevo, los distintos “avisadores del fuego” se han visto desbordados por la dimensión de la catástrofe y también por cómo se ha producido.

27/4/20

Del antisemitismo a la extrema derecha


            El antisemitismo está en alza. Nueve de cada diez judíos europeos se sienten amenazados. Y ese sentimiento se corresponde con hechos antisemitas de los que la prensa da puntual información: si un día la noticia llega de Burdeos donde han profanado un cementerio hebreo, el otro lo es de un asesinato a las puertas de una sinagoga en Alemania. Crecen exponencialmente el discurso y los actos antisemitas.

            Hay que reconocer enseguida que el antisemitismo se multiplica a menor ritmo que la xenofobia contra musulmanes o emigrantes. Si los atentados antijudíos han aumentado en un año un 20%, los de la extrema derecha, en Europa y Norteamérica, un 32%.

            Ahora bien, si en Europa nos alarma tanto el antisemitismo es porque llueve sobre mojado. El odio al extranjero reviste normalmente la forma de desprecio o marginación. El odio al judío, sin embargo, la de exterminio. Esa memoria enciende las alarmas cuando oímos, por ejemplo, que el gobierno alemán aconseja a los judíos que disimulen su atuendo porque están en peligro.

23/4/20

“Apocalipsis de lo humano. Tiempo de salvación”


1. Para poder hablar “del hombre que viene” conviene no perder de vista el hombre que hemos querido ser. Ese ser humano viene de lejos y se ha ido construyendo al hilo de la pregunta “Si esto es un hombre”, es decir, al hilo de la pregunta que surgía una y otra vez de la situación real del hombre. Esa pregunta da, ciertamente, título al libro de memorias de Primo Levi, pero coincide también con la que un fraile dominico, Antón Montesinos, se hizo en La Española al denunciar proféticamente, un cuarto domingo de Adviento de 1511, los atropellos de los conquistadores para con los indígenas –“¿Éstos, acaso no son hombres?”. Y es la también la del “servidor doliente” del Segundo Isaías. Hubo una respuesta a esta pregunta, la que dio Pilatos, cuando, mostrando a ese ser de dolores que era un Jesús martirizado, sentenció “Éste es el hombre”. Un filósofo francés, Jean Luc Nancy, ha denominado esta singular investigación sobre el hombre de ecceitas. Digo que es una antropología singular porque se hace en torno al sufrimiento real del hombre que si, por un lado, cuestiona la humanidad de los que causan sufrimiento, apunta como respuesta a la inhumanidad de los ofensores, el sufrimiento del ofendido.

            Lo que me interesa señalar desde el principio es que este hilo parece haberse roto. La violencia del ofensor no plantea preguntas así como tampoco el sufrimiento del inocente. Consecuentemente se ha decretado la muerte del hombre.

10/4/20

En qué estábamos pensando


            “Las pestes y las guerras nos pillan siempre de improviso. ¿Cómo vamos a considerar reales esas plagas que borran el futuro, nos encierran y obligan a hablar a solas?” Esto dice uno de los personajes de La Peste, la novela de 1946 que encumbró a Camus y le llevó al Premio Nobel de Literatura.

            Pandemia o peste, eso nunca está en la agenda de los políticos que trabajan siempre con lo previsible. Pero se cuelan en la vida real y nos desorientan hasta el punto de que, para recuperar el norte, hay que recurrir a los artistas que, como decía Kafka, “dan la hora por adelantado”, es decir, son capaces con su genio de anticipar lo que todavía no existe.