31/12/17

Vida antes de la muerte

            El calendario litúrgico es el último refugio de asuntos transcendentales, barridos de la agenda cultural que domina nuestras vidas sea porque no son rentables o porque desasosiegan o porque no tienen clara respuesta. Por ejemplo, la muerte que vuelve a nuestras vidas cada año en el Día de Difuntos.

            La muerte es un tema favorito de las religiones a juzgar por el colorido de sus respuestas, todas ellas consoladoras. La tradición judeocristiana, que es la que ha dominado en Occidente, también habla de la muerte pero para afirmar la vida. Pone el acento en el derecho a vivir la vida; esta vida antes de la muerte, se entiende. Y esa es una gran novedad porque no la degrada a valle de lágrimas ni a mero tránsito hacia otra vida mejor. Cuando los evangelios hablan de la muerte de Lázaro, por ejemplo, lo que se pone de manifiesto es la importancia de la vida. Es verdad que en los funerales nos presentan ese episodio como un aval de la resurrección pero, si bien se mira, sería una resurrección de cortos vuelos porque Lázaro volvió a morir con lo que su resurrección sería de poca monta. Lo que se quiere dar a entender, más bien, es la alegría de vivir.

21/12/17

El declive del patriotismo

            Para dar réplica a los sueños soberanistas que en su momento alimentó el lendakari Juan José Ibarretxe, José María Aznar armó un “bloque constitucionalista” al que invistió, para dotarle de mayor empaque, con la autoridad de la expresión “patriotismo constitucional”, una concepto que venía de Alemania y que había popularizado su intelectual más destacado, Jürgen Habermas.

            La verdad es que si hubieran entendido el contexto alemán del término no hubieran invocado su patronazgo tantos entusiastas españoles. Porque de lo que en realidad se trataba era de cuestionar el patriotismo.

El alcance de la responsabilidad política

            No se puede decir que los políticos españoles no asuman sus responsabilidades. La asumen, dicen, pero, eso sí, sin que pase  nada. Menudean  estos días  confesiones de políticos catalanes que reconocen haberse equivocado, mientras esperamos en vano que saquen alguna consecuencia. Oímos decir a Artur Mas que “fue un error poner plazo a la independencia” o a Puigdemont  que “el Govern no estaba preparado para materializar la DUI” o a Carmen Forcadell que se precipitaron “porque no había mayoría social” o al desorientado Toni Comín que les perdió la épica del procès en lugar de tener en cuenta la cruda realidad. Reconocen que se equivocaron y eso les honra pero ¿qué consecuencias sacan? Porque en política asumir responsabilidades significa sacar consecuencias no sólo privadas sino públicas.

28/11/17

"En la construcción nacional catalana hay una expresión del franquismo" Entrevista de Ángel Munárriz a Reyes Mate en el 42º aniversario del 20-N

El filósofo Manuel Reyes Mate (Pedrajas de San Esteban, Valladolid, 1942) piensa, habla y actúa con el convencimiento de que la democracia debe aprender del pasado para construir el futuro. Cree en la razón, en los hechos, en las obligaciones morales de las democracias para con las víctimas de la barbarie fascista. Premio Nacional de Ensayo en 2009 por La herencia del olvido, es una autoridad en la aplicación de la razón a la política. Ningún gran tema –ética, democracia, derecho, violencia, arte, religión, perdón– queda fuera de su análisis. infoLibre conversa con él 42 años después de la muerte de Francisco Franco, a punto de cumplirse diez años de la ley de memoria histórica, con el debate sobre la derogación de la ley de amnistía y la anulación de los juicios franquistas encima de la mesa. Aunque no es su sintagma preferido –lo ve "tópico"–, es obligado que la conversación gire en torno a la "memoria histórica". Según Reyes Mate, estamos sujetos a un "deber de memoria", quizás el concepto nuclear de su argumentación. La crisis catalana sobrevuela la entrevista. Doctor por la Wilhelms-Universität de Münster y la Universidad Autónoma de Madrid, profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Filosofía, expone a las claras su preocupación ante el fenómeno nacionalista catalán, que ve construido con los mismos mimbres que armaron las peores tragedias del siglo XX.

PREGUNTA: 42º aniversario del 20-N. Hay voces que alertan de que rebrota en España un nacionalismo excluyente, de raíz franquista.
RESPUESTA: El nacionalismo excluyente no es patrimonio del franquismo ni surge con él. Después de la Guerra Civil, Américo Castro les advertía a los jóvenes, tratando de explicar el conflicto, que las causas de la malvivencia entre españoles viene de muy lejos. Hay un pecado original. Construimos la gran identidad española en el siglo XV excluyendo a los judíos y en el XII a los moriscos. Esa forma de entender la identidad excluyendo se ha producido bajo formas muy distintas en España. Posiblemente el último episodio sea lo que pasa en Cataluña. El franquismo es la forma de construir identidad excluyendo que nos ha tocado a nosotros pero es un fenómeno muy anterior.

12/11/17

FILOSOFIA E TRADIZIONE RELIGIOSA (*)

            No hace muchas fechas el profesor español en Berlín, Ignacio Sotelo, recensionaba los primeros volúmenes de una colección española dedicada a "filosofía de la religión" (1). Visto desde la distancia lo que más le llamaba la atención era el retraso de siglos con que finalmente se cultivaba en España ese género académico. Y pedía, a modo de crítica, que no se olvidara a la hora de asumir esa corriente filosófica la pregunta de por qué no fue posible en España una filosofía de la religión hace dos siglos. La respuesta a esta última cuestión nos obligará a superar el marco de la actualidad para mirar de reojo hacia atrás.

            Estamos asistiendo en España a un interés creciente, aunque de proporciones modestas, no sólo por la filosofía de la religión sino por el cultivo de los estudios sobre la religión realizados desde diferentes perspectivas. Se ha creado en la Universidad Complutense un Instituto de Ciencias de las Religiones; el Instituto de Filosofía del C.S.I.C. nace, en 1985, con un área dedicada a la filosofía de la religión; los departamentos universitarios van creando espacios docentes para el estudio de la religión, por no citar el abundante material bibliográfico impulsado desde editoriales del más variado signo ideológico.

            Vamos, en primer lugar, a exponer cómo se está recepcionado esa afición por la religión para analizar luego la pregunta de por qué no ha sido posible antes.

25/10/17

Deber de memoria

            No nacemos inocentes. Cada generación llega al mundo con una responsabilidad heredada. Sobre nosotros, los nacidos después de Auschwitz, pesa el deber de memoria que no consiste en acordarse de lo mal que lo pasaron los judíos en los campos de exterminio, sino en la obligación de reflexionar sobre la historia política europea que llevó a la catástrofe.

            Sabemos hoy que el ser humano hizo lo que no había sido capaz de pensar ni de imaginar. El deber de memoria nos pide revisar cada una de las piezas que llevaron al proyecto de exterminio y valorarlas a la luz de lo que se hizo aunque no se pensara. Historiadores y filósofos coinciden en que una de esas piezas, quizá la más importante, fue el nacionalismo.

16/10/17

El secreto de la razón es la mística

(Theodor W. Adorno y Gershom Sholem, 2016, Correspondencia 1939-1969, Eterna Cadencia, Buenos Aires)*

            Nada decía que pudieran ser amigos. Gershom Scholem se había volcado en la mística judía para acabar con la resignación del judaísmo alemán que teniendo que elegir entre ser judío o ser moderno había optado por lo segundo. Adorno era un exquisito intelectual interesado por la Ilustración a la que quería insuflar el aliento crítico que pudiera venir del mesianismo judío. La arrogancia académica de este último y su afán por transformar cada idea en una frase lapidaria, no siempre comprensible, casaba mal con la socarronería del primero que aunque viviera en Jerusalem, adonde había llegado impulsado por su ideal sionista, conservaba intacta la sorna berlinesa. Cuando Adorno le escribe que "sólo son verdaderos los pensamiento que no se entienden a sí mismos", Sholem le responde  burlonamente que estaría de acuerdo "si entendiera lo que me dice". Pero llegaron a ser amigos y este carteo es prueba de una gran amistad y al tiempo documento de la riqueza intelectual de una generación  excepcional. Lo que les unía era la aguda conciencia de la pobreza moral e intelectual  de su tiempo, incapaz de hacer frente a los desafíos totalitarios que ponían en peligro la herencia civilizatoria. Sholem buscaba respuestas revitalizando la riqueza mística del judaísmo; Adorno, cargando lo profano con lo filosóficamente asumible de esa tradición mesiánica.

Salvar al poeta de nuestra espiritualidad

            El ayuntamiento de Sabadell llegó a plantearse retirar el nombre de Antonio Machado a la plaza que lleva su nombre, por “españolista”. Aunque la propuesta no se llevó a efecto por la alarma social que provocó, su solo planteamiento revela una catástrofe moral que desborda el hecho político. 

11/10/17

Sin rumbo

            Nos preguntamos perplejos cómo hemos podido llegar hasta aquí, y no hay respuesta. Algo hemos hecho mal para que hayan caído, una tras otra, las barreras que nos defendían del abismo. Pero ahí estamos, en plena caída.

            Como los pasos que hemos dado no son verdades sino errores, no son conquistas civilizatorias sino tumbos hacia el desastre, cabe rectificar. Ha llegado la hora de volver sobre nuestros pasos y preguntarse qué hemos hecho mal. Y esto nos afecta a todos, sobre todo a los que toman decisiones políticas y también a los que crean opinión pública. Y, para empezar por uno mismo, me pregunto cómo hemos permitido que el nacionalismo disfrute de prestigio alguno. Es una pregunta que afecta en primer lugar a los intelectuales cuya tarea consiste en sopesar la calidad moral de los productos políticos en circulación.

El horror que no se explica pero que algo aclara

            Nadie se podía explicar que fueran ellos los autores de la masacre. A los ojos de todos parecían integrados y felices o, como decía la educadora social de Ripoll, "eran como mis hijos". Y ocurrió lo inimaginable: aquellos jóvenes educados y cariñosos se presentaron de repente como asesinos. ¿Cómo explicárselo? Si fueran pobres y marginados, nos decimos, cabría una explicación, pero ¿cómo llegaron a eso siendo como nosotros? Hay acontecimientos que ocurren habiendo sido literalmente impensables, es decir, que ocurren sin causas que lo expliquen. Lo que pasa es que cuando ocurren son capaces de iluminar todo lo anterior con una luz nueva. Algo no hemos hecho bien para que estos jóvenes educados entre nosotros se hayan comprometido en la causa yihadista que es la negación de todos los valores que hemos querido transmitirles.

            Lo más fácil es seguir la pista perversa del imán que con sus artes diabólicas ha sabido embrujarles hasta hacerles perder el juicio. Es una pista necesaria que naturalmente hay que seguir y perseguir para taponar esa salida. Pero esos cantos de sirena sólo consiguen seducir si encuentran complicidades domésticas, quiero decir en la educación que les proporcionamos.

13/9/17

Veinte años después, el mito de la pluralidad de relatos

            Aquel día, 13 de julio de 1997, empezamos a entender algo que nos negábamos a reconocer, a saber, que matar a alguien por una idea no era defender un ideal político sino cometer un crimen. Muchos tibios dentro y fuera del País Vasco comenzaron a tomar posición contra el crimen; y a los círculos concéntricos que habían sostenido la violencia terrorista (iglesia vasca, intelectuales o artistas) les entró la duda de si aquello iba a alguna parte. Hoy veinte años después del asesinato de Miguel Ángel Blanco apenas si hay quien justifique el terrorismo.

12/9/17

La autoridad de las víctimas (*)

            Víctimas ha habido siempre pero eran insignificantes. Sabemos que la historia de la humanidad se ha construido sobre los sufrimientos de los más débiles pero no lo dábamos importancia porque era el precio del progreso. Y, sin ir tan lejos, hemos visto cómo en estas tierras durante mucho tiempo se enterraban a las víctimas del terror en silencio, privatizando el dolor, como si el crimen fuera un accidente carente de cualquier significación pública.

            No se puede decir que la banalización del sufrimiento, en un caso, y la privatización, en el otro, nos haya hecho mejores. Si la gran historia sigue avanzando sobre cadáveres, la cercana, tan empeñada en pasar página, corre el riesgo de entregar su futuro a quienes han tachado de su agenda el sentido de la responsabilidad por el pasado. Lo que en este caso tienen en común la gran historia y la de nuestro pueblo es  hacer inútil todo el sufrimiento acumulado.

4/9/17

Palabras o papeles

            La democracia nació el día en que las palabras sustituyeron a los puños, de ahí la importancia del Parlamento, el lugar de la palabra. Durante siglos la razón era la fuerza o el interés del más fuerte, hasta que el homo sapiens descubrió, tras muchos tropiezos, que la razón debía ser del que mejor razonara. La grandeza del Parlamento es que todos sus miembros son iguales en el uso de la palabra. De la democracia decían los antiguos que era una isegoría, esto es, un lugar en el que todos tenían el mismo derecho a la palabra y, eso sí, había que ganarse las votaciones sabiendo convencer. Allí no contaba  la alcurnia ni la riqueza, sólo la capacidad de hablar y de razonar. Esto es en teoría, claro, porque a la hora de la verdad lo que cuenta en las Cortes Españolas son los votos de cada Partido político. Los viejos del lugar recordarán a Juan Mari Bandrés, un parlamentario ejemplar, casi siempre irrebatible en sus argumentaciones, pero que perdía todas las votaciones porque su Partido eran él y dos más. La fuerza de la palabra queda anulada por esa mano que levanta el funcionario del Partido que indica a los de su Grupo lo que tienen que votar: un dedo es sí; dos, no; y el puño cerrado, abstención (o como sea).

El socialismo en su laberinto

            El PSOE está roto por dentro y desorientado hacia fuera. Lo que el debate de las primarias ha puesto en evidencia es que la fractura interna se debe menos a cuestiones ideológicas que al sangrado de hondas heridas. Ni sobre el modelo de partido ni sobre la unidad de España las diferencias eran tales que no pudieran reconciliarse. Claro que había diferencias pero ninguna de ellas explica el encono del enfrentamiento. De mayor calado ideológico fue el debate en los primeros ochenta sobre el lugar del marxismo en el nuevo socialismo y no se llegó a estos enconos.

            Para entender esta carga emocional habría que analizar el perfil del militante actual y, sobre todo, la organización del Partido Socialista. Sobre un pequeño grupo de militantes recae la posibilidad de mucho poder. Hay una desproporción descomunal entre los pocos que mueven este partido y el poder que pueden ganar, aunque pierdan las elecciones, porque como decía un cínico “de la oposición no nos echan”. Esa perspectiva proporciona a la vida interna una virulencia extrema. Quedan lejos los tiempos en los que el militante creía que el partido estaba al servicio de la sociedad. Ahora lo importante es el partido, es decir, ellos. La mayor parte de los jóvenes que llegan, al menos de los que despuntan, es para quedarse, por eso ha aumentado exponencialmente el número de jóvenes que viven de la política.

27/7/17

El motín de la anécdota (Epílogo al texto Famélica de Juan Mayorga)

1. El fragmento no es el discurso. Tampoco es una parte del mismo porque, como decían los antiguos, "pars et totum quemadmodum sunt idem", y el fragmento está en guerra contra el todo. El fragmento se opone al discurso de la misma manera que los significantes se oponen  al conocimiento que de ellos se tiene, conscientes como son de que significan mucho más que lo que ese conocimiento alcanza. Fragmento y discurso o verdad y conocimiento son formas de expresar dos representaciones de la realidad que no son complementarias sino rivales.

            El discurso se mueve como un sultán en su harem (1) imponiendo el nombre a voluntad y nombrando a las mujeres que lo habitan como si fueran cosas. El discurso tiene la pretensión de dar sentido a lo que hay, de crear hermenéuticamente lo que narra, imitando a la palabra divina que con su poder creó el mundo.

27/6/17

La responsabilidad europea frente a la emigración o ¿"son los refugiados la vanguardia de los pueblos"?

 1. La expresión “los refugiados, vanguardia de los pueblos” se encuentra  en un escrito de Hanna Arendt, de 1943, titulado “Nosotros los refugiados”(1). El texto es en cierto sentido biográfico. Habla de los judíos en la Europa de la primera mitad del siglo XX. Estos judíos alemanes era tan patriotas como los que más hasta que en 1933 llegaron los nazis y tuvieron que emigrar a Praga prometiéndose ser buenos checos. Apenas tuvieron tiempo de demostrarlo porque en 1937 Chequia, presionada por los nazis, se convirtió en un lugar inseguro para los judíos, así que armaron el petate y se trasladaron a Viena dispuestos a ser buenos ciudadanos austríacos, pero tras el Anchluss en 1938 se fueron a París donde fueron tratados como sospechosos alemanes y por eso les internaron en un campo de concentración de donde salen cuando Alemania invade Francia, pero para ir a un campo de exterminio.

19/6/17

La sabiduría del sur, en peligro

        Se oye decir que Europa se la juega en las elecciones francesas. Hay tambores guerracivilistas en el país vecino ya que El Frente Nacional supone la negación del alma republicana, esa forma ilustrada de ver la vida que Francia alumbró para el mundo. Con Marine le Pen perdería Francia pero también Europa porque la Unión Europea, un proyecto político nacido como respuesta a las dos guerras mundiales del siglo pasado, tiene por santos patronos a Francia y Alemania. Como decía Jorge Semprún, sin la memoria de Francia se disolvería en un santiamén la responsabilidad de Alemania.

            En un momento de claro declive intelectual, buscamos en el horizonte figuras morales que digan algo. Llegan noticias desde distintos lugares de que ha vuelto Albert Camus. Lo de menos es que ahora celebremos el 60 aniversario del Premio Nobel que murió con 47 años en un accidente de tráfico. Lo significativo es que se le reconozca como la autoridad moral del momento. No vuelve el gran escritor que fue porque ese nunca se ha ido, sino el moralista al que buena parte de la intelligentzia de su tiempo volvió la espalda. Hoy nadie discute que Camus supo estar del lado bueno en las causas que defendió: participó en la Resistencia, promovió una campaña mundial contra las armas nucleares, denunció los campos de concentración soviéticos y supo ver el terror tras la retórica de la violencia revolucionaria. Fue una rara avis entre aquellos intelectuales progresistas, compañeros de viaje del comunismo, que callaron y no quisieron ver.

10/6/17

Hablar y guardar al silencio

(Ludwig Wittgenstein, 2017, Investigaciones Filosóficas. Trad., introduc. y notas críticas de Jesús Padilla Gálvez, Editorial Trotta, Madrid)

            De las Investigaciones Filosóficas había ya una edición bilingüe, ¿por qué una nueva? Pues porque ha cambiado el original y se imponía una nueva traducción. Estamos ante un libro póstumo que el autor dejó inacabado cuando murió en 1951 y los expertos han podido sopesar en todos estos años las distintas versiones (hubo cinco) hasta dar con la formulación más elaborada, sin olvidar que las traducciones que hasta ahora circulaban miraban de reojo la versión inglesa de G.E.M. Ascombe que conocía bien a Wittgenstein pero no tan bien el alemán. Hay errores de bulto y no tuvo en cuenta todas las variantes. Por otro lado, en la traducción española de la editorial Crítica se notaba demasiado que había dos traductores no siempre bien coordinados. El resultado es esta excelente edición de Jesús Padilla quien traduce, introduce y anota el texto, producida en la factoría Trotta Editorial con su habitual pulcritud y calidad. El lector dispone ahora de una traducción y unas anotaciones que le permitirán entender mejor la revolución lingüística que protagonizaron estas Investigaciones filosóficas.

5/6/17

Armas que sobran, palabras que faltan

            La entrega definitiva de sus armas, tras siete años sin violencia, carece de valor en sí misma. En nada limita la capacidad de fuego de ETA, ya extinta, ni aporta algo a la lucha antiterrorista que ha ganado la batalla a los violentos. Tiene, eso sí, un valor simbólico. Es un gesto público destinado a ser canjeado sea por beneficios penitenciarios para los presos etarras, sea por un relato de su historial que mejore el lugar de la organización y, sobre todo, de los entornos favorables con los que ha contado en el pasado y en el presente. Son muchos los que necesitan lavar su compresión, su silencio o su indiferencia.

            Por lo que respecta a la política penitenciaria, debería estar guiada por el principio de aliviar al máximo el sufrimiento causado por la pena, independientemente del desarme. Es un principio humanitario que tiene un largo recorrido porque si se les acerca al País Vasco o se les mejora la situación carcelaria para que ellos y los suyos sufran menos, se les podrá entonces exigir que ellos contribuyan en nombre del mismo principio a aliviar el sufrimiento de las víctimas y sus familiares en orden, por ejemplo, a la reconstrucción de la verdad. Decir dónde y cómo murieron algunas de esas víctimas no tendría que ser visto como delación sino como expresión del mismo ideal humanitario que a ellos beneficia.

10/5/17

Presentación del libro de David Galcerà "La pregunta por el hombre: Primo Levi y la zona gris"

1. ¿Por qué de nuevo Auschwitz, el campo? Hubo un tiempo en el que esta pregunta hubiera sido innecesaria: no había Levi, por tanto no tenía sentido preguntar por qué  más Levi. Cuando comenzamos en 1991 a trabajar sobre La Filosofía después del Holocausto, decíamos “en España no hay cultura del holocausto”. No había nada: ni libros, ni sensibilidad, ni conocimientos. Hoy, sí: ya no está en peligro la memoria de Auschwitz. Algunos piensan incluso que hasta puede haber un empacho… Porque, según ellos, estaríamos en la era post-Auschwitz o en la post-memoria (tiempos pues de la historia y no de la memoria).

            Mi pregunta es ¿estamos en la post-memoria o en el post-Auschwitz como piensan los que dicen que ya está bien de Auschwitz o de las víctimas? ¿Qué significa hablar de post-Auschwitz? Fijémonos que significa “post”: dejar atrás, haber superado un momento; post-modernidad: dejar atrás o de lado el proyecto ilustrado sea porque está realizado sea porque no hay que realizarle. ¿Hemos superado Auschwitz? No me refiero sólo a si están o no vigentes las lógicas que llevaron a la barbarie (la lógica del progreso), sino a esto otro: si ya hemos superado el deber de memoria porque el post-Auschwitz es la negación del deber de memoria.

1/5/17

La ciudad o la elocuencia del espacio*

            1. Asociamos memoria con tiempo -con el momento pasado del tiempo, con el tiempo pasado- pero no con el espacio que siempre está ahí, como si fuera atemporal. Por él pasa el tiempo, ciertamente (imaginemos Jerusalem: por ahí han pasado los judíos, los romanos, los templarios, los otomanos, los británicos...) pero el espacio sigue ahí, siempre el mismo.

            Es verdad que ahora hablamos de "lugares de la memoria", una expresión en la que tiempo y espacio se remiten mutuamente. Algo ha tenido que pasar ahí, ¿un cambio en el concepto de tiempo? o ¿en el de memoria?

            Desde luego en el de memoria que no sólo se refiere ya al tiempo pasado, sino también al presente, a lo ocultado por el presente. También ha habido cambio en el concepto de espacio que se ha temporalizado. Dice Benjamin que "la memoria no es un instrumento para investigar el pasado, sino su espacio público. Es el medio ambiente de lo vivido, de la misma manera que el globo terráqueo es el medio en el que yacen sepultadas las ciudades muertas" (Benjamin GS, VI, 486). Lo que quiere decir es que el tiempo pasado necesita espacio para expresarse. Sin un lugar, el pasado nos es inalcanzable: el pasado, sin superficie (ya un cuerpo o ruinas) es inexpresivo.

17/4/17

Miedo al progreso

            La humanidad siempre ha tenido miedo al final de los tiempos porque le asocia a la venida del Anticristo. Esa misma humanidad depositaba sus esperanzas en el progreso que es el desarrollo de un tiempo sin fin. Todo eso ha cambiado en los últimos años. Ahora el miedo es a que esto no tenga fin. Recordemos, por ejemplo, que cuando llegó la crisis a Europa, en el 2008, un Comisario Europeo, Joaquín Almunia, pensó que la respuesta a la crisis que se avecinaba suponía refundar el capitalismo. Hoy, con el campo de batalla sembrado de gente empobrecida y fragilizada, lo que ese tipo de políticos desea es que vuelvan los viejos buenos tiempos. Nada ha cambiado en la teoría y tampoco en las reglas de juego. Lo más llamativo de los últimos años -fuera del singular libro de Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI- es un panfleto, Indignaos, escrito por un señor de 90 años. Seguimos pensando igual.

16/4/17

Los tumbos de la justicia

            No corren buenos tiempos para la justicia. La opinión pública se indigna con las últimas sentencias de los jueces, al tiempo que éstos denuncian injerencias del gobierno en sus decisiones. Sabemos que sin justicia no hay democracia, pero también que el poder, ya sea el político o el económico, lucha a muerte para ponerla a su servicio. Es una vieja historia. La humanidad ha intentado sin éxito todo tipo de soluciones, tal y como ponen de manifiesto las representaciones de la justicia, pero no parece que hayamos avanzado mucho.

21/3/17

Diario de La Habana (del 8 al 19 de noviembre del 2016)

1. San Juan de Letrán es una institución muy ligada a la historia de Cuba. En la actualidad es un convento de dominicos, ubicado en El Vedado de la ciudad de La Habana que celebra el centenario de su creación, mejor dicho, recreación porque originariamente estuvo situado en la Habana Vieja, en el siglo XVI, en el lugar que hoy ocupa el Colegio de San Gerónimo. Avatares de la historia llevaron a la expropiación, expulsión y derribo para un centro comercial. El historiador de la ciudad, Eusebio Leal, consciente de que, como decía Adorno, “cuando desparece una tradición, algo muere de la humanidad”, se ha esforzado en recuperar el espacio haciendo un potente guiño al pasado para recordar a los cubanos que allí se incubó ni más ni menos que la primera universidad de La Habana.

Me han invitado a participar en un acto académico conmemorativo que he aceptado por lo que tiene de memoria y de futuro. San Juan de Letrán dispone de un Aula llamada “Bartolomé de las Casas” que es un espacio muy singular en Cuba porque es un lugar de libertad, “La casa de Cuba” dicen que dijo el cardenal de la ciudad. Y efectivamente por allí he visto intervenir al Nuncio del Vaticano, cardenales y obispos, pero también profesores de la Universidad de La Habana y prebostes del régimen que valoran y, con su presencia, avalan las prácticas aperturistas que el Aula ofrece. Todo tiene sus riesgos. Recuerdo el encuentro que ahí tuvimos en el año 2012 con motivo de una efeméride relacionada con el Sermón de Montesinos. En una mesa participábamos Javier Fernández Vallina y yo mismo. El moderador, un cubano que no las tenía todas consigo, nos pedía insistentemente una copia del texto que íbamos a presentar. Yo tenía un guión y me negaba a dárselo. Fernández Vallina sí le dio el texto. Lo leyó con atención y le manifestó muy preocupado que tenía que corregir una expresión. Javier hablaba de “pensamiento marxiano”, que pronunciado a la cubana daba un “pensamiento marsiano” (esto es, marciano), una muestra poco amistosa del pensamiento marxista, según el moderador. Costó hacerle entender que había una diferencia entre el pensamiento marxista y el marxiano (que nada tiene que ver con los peligrosos “marcianos” venidos de otro planeta). Allí todo era lo mismo, pensamiento comunista. Si dicen que Fidel Castro no pasó de la página 20 del primer libro de El Capital de Marx…

3/3/17

“Pensar en español”. Balance de un proyecto

1) Bajo el rótulo de “pensar en español” podemos ubicar un planteamiento que viene de antiguo y que tiene muchos aspectos. Quiero decir con esto que ni es de ahora ni es sólo como algunos lo entendemos. Hay autores que han reflexionado explícitamente sobre ello (Gaos, Leopoldo Zea o María Zambrano) y otros que lo han practicado (Ortega y Gasset o Américo Castro). Yo me voy a atener a cómo lo hemos entendido algunos a partir de la experiencia que ha supuesto la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía (Eiaf). Así que hablemos de la Eiaf.

21/2/17

Dios ¿consuela o cuestiona?

Robert Wright, 2016, La evolución de Dios, Léeme, Madrid.
Franz Overbeck, 2016, La vida arrebatada de Friedrich Nietzsche, Errata Naturae, Madrid.


            Decía Walter Benjamin que “la religión es un asunto para espíritus libres”. Es posible que estuviera pensando en Abraham a quien Yahvé convoca para que recoja sus cosas y se vaya a una tierra extraña, dando a entender que la liberación es un exilio. Un Dios raro, este de los judíos, si tenemos en cuenta el variopinto mundo de los dioses. Nada extraño entonces que historiadores, filósofos y fenomenólogos se hayan dejado seducir por ese poliédrico embrujo y hayan intentado ofrecernos visiones panorámicas.

13/2/17

El arte, nuevo lugar de la verdad

Martin Heidegger, 2016, El origen de la obra de arte. Edición bilingüe de Helena Cortés y Arturo Leyte, La Oficina.
Arturo Leyte, 2016, Post Scriptum a El origen de la obra de arte de Martín Heidegger, La Oficina.


            El origen de la obra de arte explica, junto a otros textos como La pregunta por la técnica o Qué significa pensar por qué hay un antes y un después de la filosofía desde Heidegger. Con él se cierra un tiempo en el que el ser humano pensaba que con su esfuerzo podía conocer todo, y se abre otro en el que la verdad nos alcanza, nos adviene o, dicho en su jerga, que la verdad no es del orden del conocimiento sino del acontecimiento. No es el único en pensarlo pero ha sido quien más alto y más claro  lo ha dicho.

12/2/17

Decidle que lo sentís

            Moisés es un mecánico sirio que trabaja en un taller a pie de calle de una gran ciudad. En la acera se dan citas coches averiados y muchos paseantes o vecinos atraídos por el carisma de este sirio que ha sabido compartir desde las esperanzas por la primavera árabe hasta los lamentos provocados por una  guerra que dicen está acabando. Le pregunto por Alepo y me muestra en la pantalla de un móvil grasiento un vídeo que lo resume todo. Aparece la cabeza agonizante de un cuerpo enterrado a quien unos soldados sirios le gritan en árabe mientras le siguen echando paletadas de arena hasta cubrirle completamente. "Le están diciendo, me traduce Moisés, que reconozca que al-Assad es Dios", una blasfemia que al desgraciado, un yihadista fanático, le tortura tanto como la asfixia del enterramiento.

23/1/17

Presentación del libro de J.M. Castillo, 2016, La humanidad de Jesús, Trotta, Madrid

1. Hace un par de años, presentando el libro de JM Castillo, La laicidad del evangelio, yo le decía si, al apostar “por la reducción de lo ritual, o religioso o clerical a lo laico, secular y ético”, no tenía demasiada confianza en el ser humano que hemos devenido. A la vista de lo que el ser ilustrado ha acabado siendo, la cosa no era como tirar cohetes: la propia Ilustración habla de una Dialéctica de la Ilustración para desempolvar a la vieja. Yo le preguntaba si no había en el libro una cierta “resonancia feuerbachiana”…si no sería necesario explicitar más esa humanidad o esa sociedad laica en la que él, un teólogo cristiano, está pensando.

10/1/17

Presentación del libro de Juan Mayorga Elipses (2016, La Uña Rota, Segovia)

1. Presentar un libro es un momento festivo si por tiempo festivo entendemos, como en la cultura judía, no día de descanso sino tiempo privilegiado que da sentido al tiempo laborable. En este caso el libro daría sentido, a través de sus ensayos, a la profesión del teatro pero también a otros campos implicados como es la propia filosofía

            La obra de Juan Mayorga -él mismo filósofo y matemático- admite muchas lecturas. Yo voy a poner el acento en su dimensión filosófica. La relación entre teatro y filosofía viene de antiguo (la filosofía y la tragedia son contemporáneas) lo que no quiere decir que no sean unas relaciones conflictiva: la filosofía echaba en cara a la tragedia falta de rigor conceptual y la tragedia a la filosofía que no tuviera vida. Platón, sin ir  más lejos, pone a caldo a los “poetas” (que son los autores de las tragedias) porque presentan unos dioses que son cómplices del mal y porque nos ofrecen como modelos de vida a héroes que matan al padre o se casan con la madre. Eso no puede ser. Menos mal que Aristóteles arregla los desperfectos al decir que hay más verdad en la poesía que en la (ciencia) histórica. Aristóteles dice literalmente que: “la poesía es más verídica que la historia” en La Poética, cap. IV (¡lo que dirían nuestros historiadores que ya se molestan con la memoria histórica si encima les dice que hay más realidad en la memoria que en la historia!). Unas relaciones conflictivas, pues, pero necesarias ya que  sin filosofía la tragedia perdería pretensión de verdad, y, sin tragedia, la filosofía quedaría seca. Esa necesidad explica que la filosofía se pregunte una y otra vez por el origen (“Ursprung”) de la tragedia (es el caso de Nietzsche) o del drama barroco (caso de Benjamin)…entendiendo por origen no el comienzo de una historia sino el sentido de esa expresión artística, esto es, su relación con la verdad. Una larga historia que se consuma en Heidegger cuando decreta que la verdad no tiene que ver con el conocimiento filosófico sino con el acontecimiento artístico. Luego volveré sobre ello.