21/2/21

Exilio y nacionalismo, dos trenes en dirección opuesta

            La equiparación que hizo Pablo Iglesias del exilio republicano con la fuga de Puigdemont, ha merecido tal desaprobación de crítica y público que no vale la pena volver sobre ello. Ni siquiera un Vicepresidente del Gobierno puede fundir la figura del tránsfuga en el molde del exiliado.

             La torpe comparación tiene, sin embargo, un punto de interés que ha pasado desapercibido. Concedido que el tránsfuga independentista no es un exiliado, ¿cuál es la relación entre exilio y nacionalismo?  La pregunta está justificada, en primer lugar, porque ha habido exiliados que se la han planteado y, en segundo lugar, porque si algo no soporta el concepto de exilio es el de nacionalismo.

5/2/21

Un retrovisor para este nuevo año

             El año nuevo es siempre propicio para hacer cambios: que si dejar de fumar o bajar de peso o hacer deporte o poner orden en la casa. El año entrante, este 2021, viene además con la exigencia añadida de romper los puentes con el que acaba de terminar. No podemos imaginar el futuro más que como interrupción de la pandemia que hemos vivido.

            Para muchos sesudos analistas estos buenos deseos suenan a simplezas carentes de toda justificación. ¿Qué queremos cambios? Pero si desde siempre todo va cambiando. ¿Acaso, decían los antiguos, puede alguien bañarse dos veces en el mismo agua del río? Si lo que deseamos es salvar un planeta en peligro, rebajando la contaminación como en los meses de confinamiento, ¿queremos acaso convertir el mundo en un cementerio donde, ahí sí, nadie contamina? Lo que nos vienen a decir estos escépticos es que la vida cambia constantemente sin que eso signifique novedad alguna y, también, que vida y muerte viajen en el mismo vagón. Mejor que fiarse de sueños utópicos es, nos dicen, confiar en la ciencia que traerá vacunas contra el virus y contra la polución. Es decir, hay que seguir como si no pasara nada.