16/11/18

Del gesto a la palabra


            Hace unos días Gesto por la Paz se autodisolvía como organización después de 28 años de elocuente silencio contra la violencia etarra y aledaños. Era difícil encontrar un nombre más ajustado para denunciar tantos asesinatos, secuestros, torturas y extorsiones en un clima de miedo generalizado. En aquella sociedad vasca había cómplices, como el mundo abertzale; había calculadas distancias, como la de la Iglesia vasca; había silencios vergonzantes, porque la palabra crítica costaba caro y pocos tienen madera de héroes. Pero también había gente de bien que, independientemente de cualquier posición política o ideológica, no podía aceptar el asesinato como argumento político. Alguien entendió que toda ese gente venida de cualquier rincón de la historia podía unirse en lo mínimo, en un ademán de protesta. Así nació Gesto por la Paz.

Los pobres no son de este mundo


            Están, pero apenas  si se les ve. Son legión, un ejército alimentado por el fracaso de las políticas en curso. Son los pobres, uno de cada cinco en España, según cuenta el Instituto Nacional de Estadística. La pobreza se ceba entre los niños y los emigrantes, pero el empobrecimiento amenaza a todos, sobre todo a las clases medias. Es la realidad más despiadada, mucho más que el terrorismo o los accidentes de tráfico. Pero sin son el síntoma del fracaso de un sistema económico y político, ¿por qué no pasa nada? ¿por qué no se produce un estallido social? ¿por qué los políticos siguen con sus rutinas, impotentes, indiferentes? Por mucho menos la política ha tirado del freno de alarma, la sociedad se ha echado a la calle, nos hemos conjurado todos, por ejemplo, contra el terror o contra la guerra.

6/11/18

Tita, una modesta Madre Coraje


            Tita es el nombre de una calle singular de Íscar. Tita es la abreviatura amable de Felicitas Arranz, una nonagenaria que por petición popular acaba de obtener el honor de dar su nombre a una calle. Sus méritos no son nada espectaculares. Ni ha ganado batallas, ni se ha sentado en grandes despachos, ni ha lucido éxitos deportivos, como ocurre con la mayoría de los nombres que figuran en nuestros pueblos y ciudades. Su hoja de servicios está a la altura de una mujer de pueblo que entendió instintivamente lo que es ser ciudadana. Sin otra preparación que los estudios primarios supo responder a las necesidades del pueblo convirtiendo su domicilio en una casa de niños donde los hijos de familias trabajadores recibieron una educación hecha de conocimientos y de cariño; por las noches los mozos del pueblo podían acudir a su casa hacerse con las letras y los números que no pudieron aprender en la escuela; organizó la solidaridad de la comarca en torno a Manos Unidas, mientras su casa siempre estaba abierta para cualquier necesidad. Tita entendió la vida no como dedicación exclusiva a los suyos, cosa que jamás descuidó, sino como vida en común.

El libro que sobrevivió al fuego, en peligro


            Mayo es el mes de las flores y de las ferias del libro. También es el aniversario de una famosa quema de libros hace ochenta años, un 10 de mayo de 1933. Joseph Göbbels, un escritor fracasado convertido en ministro de propaganda por decisión del Führer, quería librar a los alemanes de los malos pensamiento y ofrecerles en bandeja los libros e ideas que estaban a la altura del noble y superior "espíritu alemán". Convocó a los estudiantes alemanes para que arrastraran a la plaza pública a todos aquellos títulos, previamente seleccionados, que pudieran encontrar en sus casas o en las bibliotecas públicas, para celebrar con ellos un original auto de fe. En todas las grandes ciudades alemanas se procedió a una quema ritual de los libros malditos.