24/2/15

El barroco, un mundo que retrata la miseria presente

             El éxito de La Vida es Sueño, de Calderón de la Barca, que ha tenido lugar en Madrid, en el otoño del 2012, ha tenido mucho que ver con la interpretación  tan convincente de Blanca Portillo, en su papel de Segismundo, sin olvidar el resto del reparto; con la dirección tan segura de Helena Pimenta; con la versión tan depurada de Juan Mayorga.  Ahí están sin duda las claves del éxito. Pero no habría que descartar otro factor que tiene que ver con el público siempre pronto a asistir a una buena representación de una obra clásica. Este público que ha agotado todas las plazas del Teatro Pavón de Madrid, vive angustiado por una crisis de dimensiones epocales. Habría que preguntarse si ese estado de ánimo es ajeno a la respuesta.  Hay quien ha visto en el barroco, la cultura envolvente de La Vida es Sueño, un adelanto del siglo XX. Calderón nos convocaría porque nos sentimos expresados. Este es el contexto de las siguientes reflexiones en las que, de la mano del autor del Origen del drama barroco alemán, Walter Benjamin, voy a desarrollar la idea de la complicidad entre el barroco y nuestro tiempo.

12/2/15

Sobre la justicia restaurativa

             1. Este encuentro tiene por objetivo la justicia restaurativa. Aunque no sea jurista, me siento interpelado por la convocatoria porque  la justicia restaurativa no es sólo una variante del derecho penal, sino también una cultura, una variante de la “filosofía práctica”, de esa teoría de la justicia que se sitúa entre la política y la moral.

            Podemos hablar de una justicia penal restaurativa pero también de una teoría filosófica de la justicia restaurativa, que sería como el marco general del derecho restaurativo.

            ¿En qué consiste ese marco general que llamamos justicia restaurativa o reconstructiva? Es un enfoque singular de la justicia. La justicia canónica está centrada en el autor del daño que es el sujeto de la injusticia. Esa preferenciaesta implícita en el término castellano de “justicia” que puede entenderse como una virtud o como sinónimo de verdugo: el justicia es el que ajusticia. Pese a esta lejanía semántica hay algo en común entre ambas significaciones si recordamos que la justicia tiene ver sobretodo con una intervención sobre el culpable, quedando en segundo lugar la atención al sujeto pasivo del daño(1).

            Cuando la filosofía práctica se ha preguntado por la maldad del crimen, ha buscado en algunas de estas tres direcciones: la autoridad de la ley, la seguridad de la sociedad o la educación del culpable.

4/2/15

La memoria nos prohíbe guardar silencio pero nos manda guardar al silencio

"Las grandes figuras históricas tienen que aplastar muchas flores inocentes, destruir por fuerza muchas cosas a su paso”, Hegel

"Yo estoy recogiendo flores al borde de una existencia bajo mínimos", Walter Benjamin
  
             Quiero comenzar esta intervención agradeciendo a los profesores Eduardo Fermandois y María José López la organización de este congreso. Ellos han asumido la enorme responsabilidad de convocar a la comunidad iberoamericana de filosofía a sabiendas que la escasez de medios tenían que suplirla con su inteligencia y su trabajo. En esta última sesión del IV Congreso Iberoamericano de Filosofía, bien se puede decir que ha sido un éxito, de ahí que, además de felicitarles, les reitere, a ellos y a cuantos lo han hecho posible, el más sincero agradecimiento en nombre de los participantes.

            1. En el día de ayer tuve la oportunidad de visitar el Museo de la Memoria de Santiago de Chile. Hay a la entrada unos pequeños paneles que recuerdan los países que han creado comisiones de la verdad. Son más de treinta. Este hecho avala la idea de que la memoria está en alza. Sería exagerado calificarlos como "era de la memoria" aunque sí de progresivo desprestigio del olvido. Las víctimas se han hecho visibles y eso es una novedad porque durante siglos habían sido invisibilizadas, ocultadas, olvidadas.