1. Max Aub ocupa un lugar muy especial entre los exiliados españoles. Son pocos, en efecto, los que reflexionan sobre su experiencia de exiliados. La mayoría vive el exilio como una circunstancia sobrevenida carente de significación especial. Muchos intelectuales hubieran hecho lo mismo de no haber tenido que pasar por el exilio. Para Aub, por el contrario, el exilio se convierte en la experiencia central de su quehacer intelectual. En esto coincide con María Zambrano que pronto descubrió en el exilio la verdadera patria, a saber, ser exiliada, la diáspora. También con Jorge Semprún. Cuando le preguntaban quien era respondía que su verdadera identidad consistía en ser exdeportado, es decir, alguien que aunque fue liberado del Lager de Buchenwald, nunca salió de él. No pudo ser un repatriado (porque no tenía patria a la que acogerse), tampoco un mero a-pátrida (instalado en el cosmopolitismo), sino alguien obligado, impulsado a construirse un espacio personal y político desde su experiencia como deportado.
Un observatorio atento a los desarrollos multidisciplinarios de la cultura anamnética, particularmente en la relación de la memoria con la política, la moral, el derecho, la religión, la literatura y las artes escénicas. Este blog incluye una recopilación de trabajos de Reyes Mate (artículos, conferencias, reseñas ya publicados y textos inéditos). Posteriormente acogerá trabajos de otros autores.
5/3/25
“Debe de haber algo más” o la vocación conciliadora de la memoria en Max Aub
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