28/6/24

Walter Benjamin y su Jorobadito

"A la memoria de Walter Benjamin (1982-1940), el amigo de toda una vida cuyo genio unió la penetración del metafísico, el talento exegético del crítico y la erudición del sabio. Muerto en Portbou (España) en el camino hacia la libertad". En esta dedicatoria de Gershom Scholem al amigo recién fallecido queda bien descrito el alcance de su genio polifacético que aquí vamos a intentar rastrear.

 1. Benjamin se sitúa filosóficamente en la órbita de la Teoría Crítica aunque esto no es decir mucho. Conocida es la humorada que contaba el Frankfurter Allgemeine Zeitung a propósito del interés mundial que provocó la Teoría de la acción comunicativa de Jürgen Habermas. Un periódico norteamericano mandó a un reportero a Frankfurt a cubrir la información. Llegado al aeropuerto de la capital alemana pidió decidido al taxista que le llevara a la "Escuela de Frankfurt", a lo que el taxista replicó: "¿a cuál de ellas? que aquí hay muchas". Efectivamente hay varias. Se suele distinguir entre un círculo interno, formado por Horkheimer, Adorno, Polack, Tillich, Neumann, From o Marcuse, unidos en la preocupación de repensar el marxismo haciendo valer la mediación de las ciencias sociales, y un círculo externo, en el que estarían Benjamin o Bloch, más interesados en una teoría de la cultura. El ascenso del fascismo produjo una cierta convergencia pues todos se sintieron interpelados por el desafío de la nueva barbarie a la razón ilustrada.

            La ubicación de Benjamin en el margen de la Teoría Crítica no significa que fuera un autor marginal o actor secundario. Es verdad que cuando uno lee su correspondencia o la de Adorno observa que la precariedad de medios económicos distorsionó la realidad: los más pudientes, como Adorno o Horkheimer, se sentían con el derecho a corregirle la plana, haciendo gala de un cierta superioridad intelectual, pero que se diluye tras su muerte cuando lo que se hace valer son las ideas. Ahí ya se ve que el epicentro es Benjamin.

9/6/24

Europa, un proyecto amenazado desde dentro

            Al acabar la II Guerra Mundial, países que se habían enfrentado brutalmente en los campos de batalla se ponían de acuerdo para crear una Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). No era el negocio económico lo que les convocaba; no se trataba de crear una sociedad mercantil sobre dos productos particularmente valiosos. El acero y el carbón, más allá de su precio económico, eran dos materiales estratégicos fundamentales en una guerra. No encontraron mejor manera de asegurar la paz que compartir los materiales que podían llevar a la victoria o a la derrota.