En su estudio, titulado “Una ética desde la memoria y la solidaridad con el sufrimiento: Max Horkheimer”(1), Juan José Sánchez, vuelve sobre la polémica que mantuvieron Horkheimer y Benjamin a propósito del anhelo, tan humano él, de una justicia universal consumada, es decir, plenamente cumplida. Un anhelo de felicidad que comparten los dos amigos pero que explican de manera muy diferente.
Un observatorio atento a los desarrollos multidisciplinarios de la cultura anamnética, particularmente en la relación de la memoria con la política, la moral, el derecho, la religión, la literatura y las artes escénicas. Este blog incluye una recopilación de trabajos de Reyes Mate (artículos, conferencias, reseñas ya publicados y textos inéditos). Posteriormente acogerá trabajos de otros autores.
27/5/22
21/5/22
En mayo, con libros a porfía
El mes de mayo nos trae, con las flores, la oferta de libros como regalo de primavera. Vienen casi de puntillas, como pidiendo permiso, por si molestan. Si comparamos la llamada de los libros con la de cualquier otro producto que se nos vende en un supermercado, ya sean tarros de mermelada o un exprimidor de naranjas, advertiremos que los libros están quietos en sus estanterías y sólo enseñan el lomo; los tarros o electrodomésticos aparecen erguidos, desafiantes, como queriendo asaltarnos o tirarnos de la chaqueta para que nos detengamos. Los libros son mansos; las mercancías, agresivas.
15/5/22
Quieren secuestrar a Dostoievsky
Entre las víctimas de la invasión rusa de Ucrania hay grandes nombres de valor universal, con la particularidad de que no han caído en el campo de batalla, sino junto a nosotros. El Teatro Real de Madrid, por ejemplo, ha suspendido la actuación del Ballet Bolshoi; en Málaga peligra su Museo Ruso, con obras de Kandisnky. Músicos como Tchaikovsky, directores de cine, como Tarkovsky, maestros universales de la cultura, son vetados como vulgares maleantes. Este marcartismo del siglo XXI también ha alcanzado a escritores como Tolstoy y Dostoievsky: la Universidad de Milán ha cancelado un curso sobre el autor de Crimen y Castigo, y el alcalde de Florencia ha tenido que fajarse para impedir que el populacho derribara una estatua en su honor.