28/11/19

Entrevista para EFE, Octubre 2019


1. ¿Qué entendemos por franquismo sociológico?

Respuesta: Difícilmente podríamos calificar el golpe de Estado de 1936 de “franquista” ya  que entre los sublevados había masones, por ejemplo, algo ajeno a Franco. Podríamos llamar franquismo a un modo de ser y actuar durante y por la dictadura de Franco. Incluso entre aquellos que se opusieron política y moralmente a la dictadura, había comportamientos adquiridos consciente e inconscientemente que eran producto de la situación y que no se hubieran dado, al menos  de la misma manera, en un contexto diferente.

2 ¿En qué actitudes o convenciones sociales se manifiesta?

Respuesta: Se suele señalar como restos o rasgos de esa manera de ser la desconfianza ante la política y los políticos. No son de fiar porque les falta legitimación y venden mercancía averiada. Junto a eso, el desdén por lo público que se manifiesta de diferentes maneras: por ejemplo, estafando al Estado, un deporte nacional; también, desinterés por implicarse en lo común. Si uno puede escaquearse en una comunidad de vecinos de la función de presidente o secretario, se celebrará como un triunfo. Quizá y como contrapunto un regusto por lo anti-político o “social”, como si la sociedad fuera mejor que la política o sus políticos.

            Hay otro rasgo que se manifiesta en el franquismo pero que viene de atrás: considerar al otro como un enemigo. Afirmarse uno excluyendo al otro. En esto yo estoy más de acuerdo con Américo Castro cuando explica la Guerra Civil por causas “muy lejanas”. El las sitúa en la conformación de eso que llamamos España. España es la empresa de pequeños reinos peninsulares, no sometidos por los musulmanes, enfrentados entre sí pero teniendo un elemento común que al final fue como el cemento que los unió: el ser cristianos. Estos cristianos conformaron un espacio político frente al Islam pero reproduciéndole. Lo que daba identidad al Al-Andalus era “el islam” que significa “creencia”. Lo que unía a los “españoles” era la creencia. Las creencias son absolutas. Tienden a excluir a las demás. España se conforma así “a la musulmana” políticamente, excluyendo: a los judíos, a los moriscos, a los erasmistas, a los liberales, a los rojos. Las dos Españas. Y así seguimos. En esto los catalanes independentistas son unos castizos españoles.

3.¿Podemos encajar en ese franquismo sociológico frases del tipo "con Franco se vivía mejor"?

Respuesta: Era una humorada del Peris, si bien recuerdo. Como no es verdad que los españoles vivan económicamente peor en democracia que en dictadura, creo que esa frase es propia más del franquismo puro y duro  que del sociológico.

4.¿Cuál es o será la primera generación de españoles libre de ese franquismo sociológico?

Respuesta: Si nos fijamos en cómo nos estamos enfrentando al pasado (a propósito por ejemplo de la memoria histórica), observamos que hay una generación protagonista, casi desaparecida, que vivió en las trincheras. Luego, la de los hijos, que sabían pero callaban o no sabían y no querían preguntar. Ahora está la de los nietos que tienen vagas ideas de lo que fue la Guerra Civil y la posguerra pero que quieren saber o pueden oír.
Para liberarse de ese pasado hay que enfrentarse a la memoria histórica. El problema en España es que la memoria de la memoria histórica es más justicia o justiciera que memoria. Quiero decir que al concepto de memoria, bien entendido, debería ir íntimamente unido el de “nunca más”, “nuevo comienzo”, es decir, superación del pasado. Y eso no se lleva entre nosotros.
            Nosotros, los miembros de la Comisión del Valle, hicimos una propuesta en ese sentido que no ha sido entendida ni aceptada por unos y otros. Los unos dicen: eso no es resignificable, es decir, no hay manera de convertir Cuelgamuros en una “lugar de la memoria” digno de ese nombre (un lugar de memorias compartidas), como nosotros planteábamos. Y los otros, los franquistas (incluido el PP) dicen: eso no se toca. Y ahí andamos, ocupados con sacar a Franco (que nosotros proponíamos) descuidando lo fundamental ¿qué hacer con el Valle?
Por cierto, el lugar durante siglos no se llamó “Cuelgamuros” sino “Cuelgamoros”, algo que hubiera hecho las delicias de Don Américo Castro y que remite al conflicto originario al que me refería.

5. En general, ¿se puede decir que el paso de una dictadura a un régimen democrático predetermina de alguna manera ciertos comportamientos y esquemas mentales de una sociedad?

Respuesta: Una dictadura tan larga condiciona incluso hasta a sus oponentes. Acaba de aparecer un libro Félix Santos, el director de Cuadernos para el Diálogo, titulado España quiere democracia.  Cuadernos para el Diálogo y la morada colectiva que es muy ilustrativo. Ahí se dan las claves del “consenso” de la transición, pero también de sus límites. La oposición al franquismo se educó con unos límites que explican en parte las debilidades de la democracia y de los demócratas españoles (confundir las ideas con ideologías, asumir que del pasado no se puede ni debe hablar, etc.)

Reyes Mate (Entrevista para EFE, 15 de Octubre 2019)